Hay momentos que marcados por el calendario implican la necesidad de un balance, de una planificación, de una decisión, de nuevos proyectos.... todos juntos o de a uno.
El hacer, el quehacer, la tarea, el rol social que las personas realizan (hacen real) o cumplen o deben cumplir dentro de un grupo, una institución, una comunidad, siempre condicionan, pautan, reglan la existencia. Algunos más que otros. Pero siempre, aunque sea en el ámbito profesional como en la vida personal y particular deben atravesarse los instantes antes nombrados. En dichos tiempos, siempre "es bueno y hasta imprescindible tener a mano" una buena fuente de reflexión y sabiduría, de relatos, de ensayos, de historias, de lo que fuere, pero que permita reflexionar: volver a remirar, a replantear, a repensar.
Especialmente para los que se dedican a la educación, este momento del calendario, post-festejos navideños y de fin de año (balances y cierres), vacacionales y post-vacacionales, es necesario dibujar, esbozar, delinear ideas para luego formular proyectos que enriquezcan la tarea, entusiasmen y permitan el crecimiento.
El sentido de la conducta humana, el sentido de la vida elegido, abrazado, defendido es el gran iluminador de los "haceres". Es uno de los factores que favorecen la capacidad de resiliencia. ¿Para qué hago esto? ¿para qué haré aquello? Si no se tiene claro, ante la primera adversidad, caerán varias defensas...
El pensamiento no es sólo para científicos, matemáticos o filósofos. En épocas de crisis intelectual y de devaluación de esta capacidad, es realmente importante revisarla.
Por eso, y no a modo de recomendación de lectura veraniega y playera, Espacio R quiere retirar de su biblioteca dos libros, eternos, eternamente útiles, intelectualmente placenteros y universalmente usables y compartirlos como fuentes R.
"El hombre en busca de sentido" de Viktor E. Frankl
"Los hábitos del pensamiento riguroso" de Roberto J. Brie
Pueden ser una verdadera fuente de meditación, de nuevas ideas, de proyectos.....
Para encontrarlos consulte con su bibliotecario de cabecera, su librero amigo, un amigo intelectual, o al infalible Google.
10 febrero 2011
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El ¿para qué? nos parece una pregunta mucho más útil que el típico y tópico ¿por qué?, ya que nos permite conocer en mayor profundidad las motivaciones de nuestras conductas y actitudes y qué necesidades deseamos cubrir con las mismas.
ResponderEliminarPlantean una reflexión muy interesante.
Un saludo.
Mar G.B.
CENTRO DE PSICOLOGÍA GESTALT