La cultura es todo lo creado por el hombre:
los objetos pero también las ideas, los valores que tienen los miembros de una
sociedad o grupo, y el modo en que ven el mundo. La persona la adquiere a
través de las tradiciones, de la experiencia o de la socialización. Cada
cultura impone a los hombres que nacen en ella distintos modos de actuar, de
pensar y de sentir. Si bien cada cultura difiere de otras, tienen en común: un
lenguaje, se guían por una serie de valores que consideran fundamentales,
desarrollan normas que regulan el comportamiento y crean objetos materiales de
acuerdo con sus posibilidades y desarrollo.
El hombre y los grupos sociales construyen
una historia con su existencia a través del tiempo. El estudio, análisis y
explicación de los acontecimientos o procesos que una sociedad protagonizó en
tiempos pasados, permiten entender el pasado. Esto es fundamental para
comprender el presente y para actuar sobre el futuro.
A través de un proceso interactivo que se
logra a lo largo del desarrollo, el sujeto construye con la cultura y la
historia del ambiente al que pertenece, una identificación cultural. Con esta
identidad cultural incorpora costumbres, valores, lenguajes, danzas, etc. que
se transforman en inherentes al individuo y al grupo, dándole un sentido de
pertenencia y mismidad que le permite afrontar y elaborar las culturas ajenas,
invasoras o no.
Así desde la edificación de la identidad
cultural con la cultura y con la historia, se genera una fuerza que reúne a los
integrantes de un grupo, institución, comunidad o sociedad, con un espíritu y
sentimiento común. Esta fuerza social y vital que constituye la energía
cultural, es una fuente de motivación que impulsa individualmente y grupalmente,
a enfrentar los problemas y buscar soluciones dentro de su cultura. Frente a la
adversidad que la realidad presenta, les permite sentirse seguros de que todo
saldrá bien o que por lo menos no se sucumbirá ante ella. En definitiva, genera
resiliencia.
El enlace cultura-historia-identidad
cultural-energía cultural da lugar a la pertenencia.
Ésta es el sentimiento individual y colectivo hacia una familia, grupo,
institución, comunidad o sociedad, construido sobre la base de la
identificación con su cultura, sus valores, su ideología, su visión del mundo,
su misión, sus símbolos, que genera una estrecha relación. La pertenencia tiene
una relación bidireccional con la adaptación positiva: no se dan una sin la
otra. También se vincula directamente con el reconocimiento del medio hacia el
sujeto, hacia sus capacidades, sus actividades, sus realizaciones, sus sueños y
utopías. Con el reconocimiento, el sentimiento de pertenencia se fortalece. La
creación de símbolos significativos, los actos, las ceremonias, las fiestas, también
la robustecen.
"Resiliencia sociocultural, del yo puedo al nosotros podemos"
Ed. Bonum
San Martín, no sólo un ícono, no sólo una imagen... un hombre con una historia y un pensamiento digno de ser conocido como corresponde.