Jugar con verbos es generar pensamiento crítico, sobre todo en momentos urgentes y apremiantes. Los tiempos verbales nos ayudan a reflexionar y a hacer.
El futuro es incierto: la incertidumbre "coptó" el presente y archivó el pasado. Indudablemente, los modos y las formas de hacer que usamos hasta ahora, en el mejor de los casos no sirvieron y en el peor fueron perjudiciales.
La pandemia del COVID subrayó problemas que, desde hace tiempo, primero algunos y luego muchos, ya venían señalando. Activistas, ambientalistas, ecologistas y todos los demás "istas" que se nos ocurran, peticionaban, manifestaban, reclamaban, denunciaban situaciones problemáticas que se debían atender. Los jóvenes hicieron también su tarea, ésa la de despabilar a adultos adormecidos en su comodidad. Y hoy, algo ha cambiado.
Las redes sociales y los medios de comunicación son el escenario de aprendizaje y concientización ecológica y ambiental, algunas políticas públicas empiezan a aparecer para comenzar a realizar una tarea pendiente, que desde hace mucho tiempo que no atendían. De a poco, sí, quizás en algunos sectores más lentamente, pero asistimos a encuentros, a espacios de formación, a debates que hace unos años eran impensados.
¿Por qué se da ahora? Indudablemente porque la fuerza de lo colectivo hizo lo suyo. Y aquí, es donde los verbos pueden ayudarnos. Pasar del "hacer" (en infinitivo, impersonal y casi retórico) al "Yo hago" (personalizado, en presente, comprometido) fue un paso importante. Pero redoblar el esfuerzo para convertirlo en un "Nosotros hacemos" fue trascendental. Elevarnos desde el "Yo puedo" al "Nosotros podemos" no es un slogan de campaña electoral, es descubrir que el potencial particular se multiplica en la unión con otros.
Ahí, al juego de los verbos se unen los pre-fijos y más allá de que esto no sea una clase de gramática, el conjugar es el camino. Sólo desde el CO-DESARROLLO es que podemos CO-TRANSFORMAR la realidad, siempre es más fácil, más ameno y más fértil el hacerlo desde lo grupal. Siempre los resultados son mejores. La impotencia impide el "resiliar". Y a este verbo siempre se conjuga mejor con los prefijos CO y RE. Resiliamos cuando CO-CONSTRUIMOS con otros, cuando COLABORAMOS con ellos, cuando abordamos entre todos el presente para actuar en él, proyectando el futuro y considerando el pasado. Sólo evolucionaremos resilientemente (RE-EVOLUCIONAREMOS), cuando activa y colaborativamente trabajemos con otros, aceptando las diferencias y contagiándonos de una energía social.
Tan sólo ver a muchos otros ir a punto de reciclado, llevando bolsas de residuos ya clasificados, nos permite encontrar más sentido a lo que hacemos. Separar la basura orgánica para el compost, no sólo beneficia a nuestro jardín, nos hace sentir que somos partícipes activos en algo que urge. Buscar y encontrar productores agroecológicos cercanos para comprar nuestros alimentos, no sólo beneficia nuestra salud, sino que nos hace parte del engranaje de una economía circular, social y solidaria, que cada vez más genera conciencia e interpela a teorías conservadoras y ortodoxas. Si CO-OPERAMOS hoy, mañana podremos sentir que fuimos parte, que CO-TRANSFORMAMOS este presente, para no quejarnos en el futuro.
La AGROECOLOGÍA CO-CONSTRUYE paradigmas y prácticas desde hace tiempo, hoy aparece no sólo como un hacer de ilusos, sino como un hacer que nos garantiza salud, desarrollo humano, derechos, soberanía, tradiciones. La RESILIENCIA ECO-SISTÉMICA también es un constructo que usa los mismos verbos y prefijos. Una es complementaria, análoga y colaboradora de la otra. El proyecto AEREAs concretiza esa relación y juega con los verbos (acciones y haceres) y con los pre-fijos, desde una investigación acción que rescata el compromiso activo de actores sociales que CO-TRANSFORMAN la realidad RESILIANDO.
Las UTOPÍAS desaparecen, se hacen realidad en el HACER con OTROS.