01 agosto 2022

Aprendiendo en viajes resilientes, entretejiendo Resiliencia Ecosistémica.

 Poner la brújula al Norte y seguir al compañero de rutas fue un desafío importante e intenso para cerrar dos meses de muchos viaje: en total muchos kilómetros terrenales en el país y un cruce aéreo a Chile. 

Pero este itinerario de 3500 km que culmina con el mes de julio vino con mucho aprendizaje y conocimiento.

Volver a sitios que hacía mucho que no iba como Santa Fe y conocer lugares a los que nunca fui: Santiago del Estero, Tucumán, Salta y Jujuy.

En todos los lugares había rastros de la historia para seguir y aprender; en todos caras, paisajes, modos y culturas para descubrir y conocer; en todos oportunidad para sentirme antropóloga y encontrar sentidos. 

En todos los lugares había hilos y tramas para seguir y descubrir, había saberes y haceres... no se precisaban lupas ni prismáticos estaban ahí en museos, en negocios, en las calles, en la vida.

Para la #ResilienciaEcosistémica es fundamental la cultura, el aprecio y respeto por su diversidad, la energía cultural y las cosmovisiones que se abren, las interrelaciones, la mezcla y la inculturación. 

La historia de un lugar, su revalorización y el trabajo realizado con ella, hablan de su gente y su entretejido. Y hablando de tejidos sociales y culturales, es oportuno para aprender recorrer la ciudad de  Santiago del Estero y sus museos para asombrarse sobre su arte textil, sus orígenes, sus características y su historia.








En la ciudad de Tucumán indudablemente la presencia de la historia nos lleva a la Independencia y caminarla por la Casa Histórica, sus habitaciones y sus patios, donde se la siente viva.

En la capital de Salta es imprescindible acercarse a la fe religiosa para entender los tiempos en sus edificios y en sus símbolos. También en todos los lugares aparecen tejidos, en algún sitio tejedores y en rincones lanas.



En la cuidad de Jujuy se puede descubrir una feria en la que ahí están esperando y tejiendo, tejedores, con sus tramas y tejidos, sus saberes silenciosos y muchas veces olvidados. Allí la lana de llama se nos ofrece como fuente de suaves proyectos a entramar.


De apoco iré escribiendo y contando más de esta andanza norteña, que culminó en el Convento de San Lorenzo, para seguir impregnándome de historia y de valores...   




Recorrer la tierra para conocerla, recorrer para reconocernos y entretejernos con el espacio y el tiempo... para ser y resiliar.


  



 

   

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