Carlos es el director de una escuela secundaria del conurbano bonaerense, en una zona considerada marginal, con una población de alumnos con serias dificultades psicológicas, sociales, económicas, culturales. Los docentes tampoco escapan a esa realidad. Susana, su esposa, es la encargada del personal de una mediana empresa familiar, también en el Gran Buenos Aires, de carácter familiar esta fábrica tuvo que enfrentar varias crisis económicas y reestructuraciones de sus recursos humanos, con los que se mantuvieron varios conflictos. Como familia deben enfrentar dificultades de salud del mayor de sus hijos y problemas de vivienda. Ambos pueden enfrentar a esta realidad con diferentes recursos.
La resiliencia es uno de ellos: es la capacidad que tienen personas, grupos, instituciones o comunidades de sobrellevar adversidades, de adaptarse positivamente en contextos de gran adversidad. Es un proceso dinámico entre el individuo y medio de interacción. Implica a un sujeto, a determinadas dificultades que tiene que enfrentar, a factores propios (pilares) y compartidos con el ambiente (fuentes) de resiliencia, que puestos en juego frente a los factores de riesgo, le permitirán adaptarse.
La persona logra la adaptación positiva cuando alcanza las expectativas sociales asociadas a una etapa de desarrollo, sin signos de desajuste. Si ésta se da, a pesar de vivir una situación de adversidad, es una adaptación resiliente. Es activa porque modula la realidad y modifica al sujeto capacitándolo para resolver los problemas y si esto no es posible, cambiar y aprender para que los mismos no lo superen.
La resiliencia puede ser individual, familiar y comunitaria.
Todo el proceso se da en un dinámico intercambio con el medio, una interrelación en la que aparece otro significativo, un tutor de resiliencia que en representación del ambiente colabora con la persona, acompañándola con una presencia constante, plasticidad y un amor incondicional, favoreciendo el desarrollo de los factores de resiliencia.
Los protagonistas de esta historia ficticia pero real, puede desarrollar la resiliencia en todos sus niveles, ya que con sólo mirar a su alrededor pueden identificar y definir los elementos conceptuales que se describieron: las dificultades que tienen frente a ellos, pueden evaluar cómo están en ellos los pilares y las fuentes de la resiliencia, mantener y cuidar a aquellos que tienen en buena medida y fomentar los que tienen en déficit. Pueden contar con ellos como otros significativos, ya que su vínculo afectivo es muy positivo.
Pero, también se puede analizar esta situación con una mirada más amplia que abarque los aspectos que diferencian al hombre: lo social y lo cultural. Esta óptica se conceptualiza en la resiliencia sociocultural:
“Capacidad de personas, grupos, instituciones y comunidades para enfrentar y superar adversidades, a través de un proceso de interacción dinámica y para adaptarse positivamente a la realidad, en espacios generadores de resiliencia, basados en factores constituyentes y mecanismos socioculturales.”
Ambos, Carlos y Susana, pueden observar a sus lugares de trabajo diferente, reflexionando sobre ellos y analizando también sus aspectos positivos y negativos, mirarlos y medirlos con la lente de la resiliencia.
El interjuego dado por el proceso dinámico de interacción entre el sujeto y el medio y entre las personas entre sí genera un ámbito especial, delimitado y definido, como un verdadero campo magnético que enmarca y estimulan la generación de la resiliencia, como una verdadera usina: un ESPACIO R.
Los pilares se transforman en principios movilizantes: factores constituyentes y mecanismos socioculturales.
Las fuentes también se transforman…
Las instituciones, las organizaciones se administran de acuerdo a distintas teorías, paradigmas y modelos. La resiliencia y la resiliencia sociocultural pueden ser utilizadas como miradas en dichos modelos de administración, sean de los tipos que sean las instituciones u organizaciones.
Carlos y Susana tienen dos trabajos distintos: el primero pertenece a una institución educativa y su esposa a una empresa. Pero, en ambos ámbitos pueden utilizarse las herramientas propuestas: en la definición y diagnóstico de problemas, en la administración de los recursos humanos, en el diseño de estrategias, en la capacitación, en la formulación de proyectos y en la evaluación de resultados.
Así, los profesionales de cualquier área pueden tomar a estas conceptualizaciones y llevarlas a la práctica en su quehacer diario, primero a nivel individual: desarrollando su propia resiliencia y luego a nivel colectivo: utilizando los conceptos de la resiliencia sociocultural para insertarlos en su tarea, releyendo bajo su óptica su actividad y replantearla para fomentar los factores de resiliencia.
Los protagonistas de la narración, también, el diálogo y la capacidad para relacionarse con otros y armar verdaderas redes son fundamentales. Seguramente en el ámbito familiar se pueden encontrar espacios de encuentro y recreación y en el laboral también, ya que siempre habrá “otros”, otras instituciones, otros colegas, con los que se pueda interactuar para encontrar nuevas soluciones a los problemas planteados.
Los ejemplos son numerosos, en Espacio R, hay muchos ejemplos institucionales que demuestran cómo estas herramientas en la realidad logran excelentes resultados.
Un último punto de reflexión puede constituir el planteo de los siguientes interrogantes, “claves de la resiliencia” para repensar las prácticas institucionales, profesionales o personales:
- De dónde vengo? A dónde voy? De dónde venimos? A dónde vamos?
- Qué me pasa? Qué nos pasa?
- Quien soy? Quiénes somos?
- Qué pensar? Qué pienso? Qué pensamos?
- Qué sentir? Qué siento? Qué sentimos?
- Qué hacer?
- Cómo hacer?
- Con quién?
- Con qué hacer?
- Yo juego? Nosotros jugamos? Juguemos a…
- Yo me adapté antes? Nosotros nos adaptamos? Cómo? Cuándo? Con la ayuda de quién?...
- Ahora me adapte? Nos adaptamos?
Que estos cuestionamientos se transformen en objetivos, estrategias, en tácticas… en definitiva en prácticas concretas y evaluables.