Parece una frase muy usada: el ser se manifiesta en el hacer. A veces, se utilizan las ideas demasiado, pero no por eso tienen menos importancia o trascendencia.
La esencia de las personas, sus características, sus valores, sus ideas, sus pensamientos, sus sentimientos y emociones, sus pasiones y sus miedos, sus esperanzas y sus sueños, sus recuerdos y su historia, sus olvidos y su memoria, su presente y su futuro... todo lo que es, se manifiesta en su hacer y en sus obras. Ellas quedan impregnadas de todo. En cada paso de esa actividad, de ese trabajo, de ese hacer, se ponen su impronta: sus ritmos y sus tiempos se acompasan, se aúnan, se integran y se sintetizan, se materializan.
Cuando otra persona toca, usa, disfruta o admira esa obra, ya sea de arte o cualquier producto humano hecho con las manos, puede sentir y compartir ese contenido... puede unirse al creador, sentirse parte de él y de su existencia, así trascienden todos. Así se logran vínculos personales valiosos. Aunque sutiles, son imprescindibles para conectarse con la vida y encontrar sentidos comunes a la existencia.
Para Viktor Frankl encontrar el sentido de la vida es la necesidad fundamental del ser humano, por lo cual aparece como esencial en el proceso de crecimiento, integración y realización de una persona. La búsqueda de sentido a la propia existencia y su encuentro, le permitirán orientar sus acciones con sus principios y realizarlo (hacerlo real) responsablemente. Con lo cual, es en el campo concreto del hacer dónde se sentirá la plenitud de la misión cumplida. Se trasciende espiritualmente desde ese hacer particular con sentido.
Por lo tanto, si nos preguntamos qué hacemos, por qué lo hacemos, con qué sentido lo hacemos y encontramos respuestas consistentes que nos dejan satisfechos, hemos encontrado el sentido de nuestra vida y más allá de los resultados obtenidos, podremos sentirnos plenamente y contemplar nuestras obras con la satisfacción de que nos sintetizarán: a nosotros mismos, a nuestro sentido de vida y a nuestras características esenciales. Podremos ver todo eso reflejado en ellas, y los demás también. Mucho más aún, podrá vivenciar y sentir en los obras concretas aquellos que la utilicen y vivan directamente, desde un consumo y uso consciente y atento a estos contenidos sutiles que traen los haceres de la humanidad.
Si a todo esto le sumamos el empleo responsable de insumos y materiales, la importancia es aún mayor. Al sumarle al contenido espiritual y existencial de los productos, el que se incluyan principios ecológicos y medioambientales, esa vivencia se completa con el aspecto natural. Si la materia prima de un objeto, tiene elementos naturales cuidados con respeto y/o reciclados o reutilizados para no malgastar recursos naturales, el sentido final de ese consumo es superior.
Entonces, las obras, los productos, las manufacturas y todas las resultantes de los haceres humanos, desde la #ResilienciaEcosistémica, tienen un doble valor en sí mismos: ser el fruto concreto del sentido de la vida del que lo hizo y ser la ocasión de la búsqueda del sentido a la existencia del que lo usa y disfruta, desde la conciencia y la vivencia de lo que significa para el autor, creador o productor. Así las acciones y las actividades humanas son #haceres resilientes, ya que promueven #resiliencia en ambos protagonistas.
Por eso, Espacio R se complace en que, desde hace más de un año, se haya sumado a su quehacer profesional, intelectual, académico, formativo, de orientación y de consultoría, la producción de #tramas resilientes: prendas tejidas con las manos, con técnicas ancestrales y materiales nobles (hilados naturales, agroecológicos, reciclados), ideadas y creadas con un sentido. Estas tramas permiten constituir "entretejidos vinculares ecosistémicos" a través de su adquisición y entrega. El intercambio de elementos deseados, pensados, diseñados, creados y producidos con este espíritu enriquece el trabajo y le quita el peso negativo de ser una carga, un castigo o algo no deseado, sino una oportunidad de manifestar el ser y compartir sentidos y valores en redes resilientes, que nos vinculan en el marco de una mirada y un paradigma ecosistémico: donde ser "personas" implica ser la "humanidad plena en la Naturaleza".