29 septiembre 2015

Tutores de resiliencia

"Tutores de resiliencia. Dame un punto de apoyo y moveré MI mundo." de Jose Luis Rubio Rabal y Gema Puig Esteve, Editorial Gedisa es una obra bella, dinámica, provocadora.

No sólo con el movimiento que implica, de hojas, de ojos, del cuerpo, lleva a la reflexión y a la modificación. Invita a realizar un movimiento interno, a una profunda instrospección. No a un análisis frio, ascéptico, lejano, a un mirar y mirarse leyendo todo: pensamientos, sentimientos, emociones, percepciones... a un replanteo de preguntas que invitan a la búsqueda dinámica de respuestas, instando a una acción activa.

En sí mismo es un tutor de resiliencia que ayuda en la observación y definición de la adversidad, en la valoración de las potencialidades y recursos con los que se cuentan para enfrentarla, en la búsqueda de "otros significativos que colaboren con el proceso y en la adaptación positiva y activa en la misma realidad.

Es un excelente mapa, que no enseña a viajar pero que lleva al terreno, al territorio del alma, que sola se mueve y busca... en el camino se encuentran perlas y diamantes... esencias de la vida que nos hacen cada vez más humanos, cada vez mejores, cada vez más completos...
Es una bella oportunidad para florecer...


Nuevamente los que saben expresan de la mejor manera todo...

https://www.youtube.com/watch?v=hQI5DsYfHj8

https://www.youtube.com/watch?v=4V9f0DEGElw
Joya Tu Corazón        Pedro Aznar
Para viajar los años
Para beber el sol
Le pediré al castaño
pétalos de tu voz
Serás feliz, allí? Seré feliz?
Vuela en el mar tu sombra
Náufrago que cruzó
Cuando la sal te nombra
Líquida es la canción
Puedes vivir en mí. Puedes venir
Por qué guardamos tanto
detrás de un cristal?
Por qué esperar?
Por qué perdemos tanto,
pensar y pensar?
Como al pasar los días
Como que nadie ve
Como al pasar la vida
Cuánto te extrañaré
Joya tu corazón
Gema tu amor
Joya tu corazón
Gema tu amor, mi amor

Gracias Gema, gracias José Luis.


28 septiembre 2015

Basura tecnológica, reciclado... resiliencia sociocultural...

Espacio R está trabajando en un análisis institucional muy especial. Antes de terminarlo y presentar las conclusiones, presentamos a la institución y su tarea, como una verdadera usina de resiliencia sociocultural.
El Centro Basura Cero recicla todo tipo de residuos electrónicos, que depositados en lugares inadecuados y de formas incorrectas, pueden generar serios problemas de salud. 

Es  habitual que, en este mercado tan competitivo y consumista en el área tecnológica, no sepamos qué hacer con los aparatos que ya no usamos, que no funcionan o que están obsoletos. Ante la desorientación y desinformación, ante la falta de propuestas concretas que nos resuelvan las dudas y la dificultad, los tiramos a los cesto de la basura general, los dejamos en la calles sin saber cuál será su destino final... resolviendo solamente nuestro problema en lo personal.

El Centro de Basura Cero, existe. Y además puede dar respuesta a esta problemática tan urgente y prioritaria, con una acción productiva: a los elementos que se pueden reutilizar, se los manipula para que así sea, los que no están en condiciones se desarman y se reciclan de manera que sus componentes nocivos no perjudiquen la salud pública.


Pero, además de esta tarea tan importante y fundamental en lo económico, que puede generar riqueza evitando males ambientales y contaminación de suelos, aire y agua, promueve la capacitación y el trabajo digno en poblaciones en situaciones de vulnerabilidad. Jóvenes sin trabajo y sin formación encuentran un lugar social, que además les provee una área y un rol económico y productivo que les restituye la dignidad, posibilitándoles tener un trabajo, que además colabora con el cuidado ecológico.

El Centro Basura Cero además organiza espacios de formación para el público en general, personas de la tercera edad y jóvenes en temas relacionados a la tecnología y la computación, como herramienta de comunicación y promoción social.

También donan equipos tecnológicos a instituciones educativas y sociales construidos con elementos reciclados. Las partes que se pueden reutilizar con otros usos también se preparan para lograrlo, por ejemplo: monitores como cestos de basura o floreros.

En tiempos de urgencias, catástrofes y problemas ambientales que ponen en peligro la vida humana, en momentos en que tener un trabajo digno que resignifica la vida, en días en que el conocimiento da poder... es preciso ver, reconocer, rescatar, resaltar y proteger a las instituciones, cuya tarea sirve para mejorar nuestras vidas, tanto en lo individual como en lo colectivo.

La sociedad, el ambiente, debe tender puentes para que los procesos de resiliencia puedan darse. Sin ese apoyo social, las instituciones se inundan de impotencia, pierden el sentido de su hacer  y caen en un aislamiento que, en definitiva, impide que las comunidades mejoren y crezcan a través de sus instituciones. La responsabilidad de que esto no suceda es de todos, algunos tienen un grado más alto en función de sus obligaciones profesionales y laborales, entre ellos los gobernantes a quienes les cabe el más importante. Se puede terminar esta primera y breve presentación que Espacio R hace del Centro Basura Cero, con una frase que cierra un video institucional:

"Recuperamos mucho más que materiales..." 

http://www.centrobasuracero.org/home.php

EN FACEBOOK...
https://www.facebook.com/CentroBasuraCero?fref=ts

CURSOS DE CAPACITACIÓN
http://youtu.be/4zrY4q_IEJU
http://youtu.be/dVSgEWV335o
http://youtu.be/DB7MEdo_uM4
http://youtu.be/FftwRO_gjrU

22 septiembre 2015

Interpelaciones...


Cuerpo y alma… Interpelaciones.

Desde que inició mi viaje a Colombia presentí, intuí, supe, que no sería un viaje más, que pasarían cosas. Me dejé llevar, me solté a la experiencia, dejando que todo pase sin forzar nada, sin condicionarla. Cada cara y cada voz nuevas, eran una puerta que se abría a una realidad desconocida, donde el relator le daba forma, la describía, la definía, le ponía límites… los propios, los subjetivos, los que deseaba y los que podía.  Yo los aceptaba, no dudaba de ellos, creía. Pero, a la vez pensaba en esa nueva realidad críticamente y la confrontaba con la mía. Las pensaba y las comparaba, las contrastaba como perfiles y siluetas blancos y negros superpuestos. 

Y así, apareció una palabra que se instaló como la reina de los pensamientos. Desde ella salían y salen todas las cadenas de ideas. Quedó fija como un lente de color que, hasta ahora lo tiñe todo. La señora se llama “Visibilidad”, no tiene apellido porque ya su nombre lo dice todo. Su poder es inmenso. Y desde que tomó el poder central, nada se escapa de su luz, de su análisis, de su mirada.
Esta señora puso en el escenario cada historia narrada, cada testimonio dicho, cada fotografía mostrada… cada niño, cada mujer, cada hombre, cada bandera, cada escena de guerra, cada mirada de auxilio, cada mano tendida, cada ayuda brindada… A las acciones se sumaban los conceptos, las teorías, las citas, los pensamientos, las palabras… se visualizaban, se veían, se entendían, se comprendían con la mirada y la mente, se aprendían y aprehendían. 

Entonces, las historias de niños a quienes se les robaron la inocencia y la infancia, eran visibles y se hacían presentes. Decían, hablaban y verbalizaban la existencia. Cada historia exigía encontrar la respuesta a la pregunta: ¿dónde estaban los adultos responsables? ¿por qué no actuaron los que podían evitar la situación? ¿por qué actuaron los que sí pudieron, sin que nadie se los impidiera? El tiempo había pasado, las consecuencias ya estaban ahí, los efectos eran y son inevitables. Pero cuánto mayor hubiera sido ese inmenso daño, si hoy las víctimas no tuvieran voz, si fueran invisibles, si la sociedad y el ambiente no les dieran “visibilidad”. La voz de cada joven víctima hacía visible a ese niño, le daba vida nuevamente. La mujer y la madre que soy, fue y es interpelada por esta visibilidad que no se calla.

Las violencias políticas, los derechos humanos vulnerados, las historias de injusticias casi eternas, que se hacían visibles también interpelan a la ciudadana que soy y también a la que fui. Interrogaba a mi ser en la dimensión existencial más alta y más comprometida, en todos sus roles sociales y profesionales. Lo que fui, lo que hice, lo que soy y lo que hago, como persona y como profesional recibe estas cuestiones que me enfrentan con el compromiso fundamental: con la verdad, con la bondad, con la humanidad. Cada gota de tinta volcada al mar, lo hace distinto… ¿de qué color es mi mar? ¿cambió de color? ¿cuántas gotas de color le coloqué? ¿cuántas veces miré los goteros ajenos vacíos y no usé el mío? Me interpelaban, me interpelan… 

Esa casa, tan simple, tan extraña para mí, tan nueva para entrar y transitar… esa casa a la que entré sin conocer, sin saber… inerme, inexperta, sin preparar ni intuir nada, se mostró sin pudor, con miradas inquisitivas, pero me dejó pasar, se abrió. Cuando, días después, observé las imágenes como todo el mundo, casi en directo, del homicidio de una periodista, esta casa se presentó nuevamente en mí: caprichos de la memoria emocional. Era una casa, era una mujer, era una calle colombiana… La casa de la mujer, como recuerdo que la llamaban, me llevó a un escenario que nunca había pisado, me puso en una obra de teatro con un rol que nunca jugué. No tenía libreto ni me importaba, sólo dejaba que sucediera esa película, que no se proyectaba en un telón: la puesta en escena estaba alrededor mío y yo era parte de ella. Los personajes, las actrices, estaban allí. Sólo recuerdo un solo hombre, el personal de seguridad que estaba en el umbral. 

Así las caras, los ojos, las almas empezaron a atravesarme, a narrarme historias, a mostrar sentimientos, emociones. Fuerza, atrevimiento, alegría, tristeza, silencio, voces, entusiasmo, decaimiento, locura, razón, esperanza, agotamiento, hambre, palabras encorsetadas, palabras sueltas, palabras dichas… todos en una danza colectiva bailaban a mi alrededor. El taller, las dinámicas grupales, las actividades, los diálogos con sus preguntas y respuestas me pusieron en el centro. Y una de ellas, la de la sonrisa amplia y abierta, comenzó a interrogarme, sin tapujos, sin temores, sin prejuicios… y los míos, los tapujos, los temores y los prejuicios no estaban tampoco. Cada cuestionamiento comenzó a quitarme capas, como las de una cebolla: de lo más exterior hasta lo más íntimo… Así hasta llegar a interpelar a mi cuerpo que debía hablar desde mi alma.

Cada dolor, cada intervención, cada cruenta operación, cada remedio, cada terapia, reaparecía en un dolor que ya no era corporal, el alma contaba, narraba ese dolor que al decirlo en ese escenario y con esas compañeras de ese teatro de la vida, iba tomando otra dimensión, con otras formas de medirlo, cambiaba de densidad, de composición, de estructura. Ese, mi cuerpo anterior al que le dolió mucho, era otro: se desnudaba con cada duda, se mostraba ante cada pregunta, exponía cicatrices que ya tenían otro significado. El espejo que tenía delante, esos otros cuerpos que cargaban horas vividas, historias largas, contactos obligados, deseos escondidos, sufrimientos mudos que se escondían en ojos secos, que a veces ni llorar podían… ese espejo me devolvía otra imagen corporal. Los deseos, los sueños, las ansias de esas mujeres dejaban de interpelarme, ya me habían escuchado, ahora querían hablar, decir desde su visibilidad, desde la garantía de respeto y honestidad que en un acuerdo tácito habíamos firmado, desde su interior pleno de gritos y de voces retenidos… era la hora de escuchar, de oir no sólo con los oídos, sino también con el alma. Ella debía abrirse, mirar, contener, observar, respetar, registrar, fotografiar, documentar. Para que después pueda narrar, contar, representar, recrear, demostrar, exportar a otros, ajenos que no habían sido parte, que ignoraban, que eran ciegos que seguían en una ceguera oscura... a otros que gracias a la reina Visibilidad podían redescubrir tal como yo lo hice. 

La consigna entonces fue y es hablar, decir, escribir, transmitir, vociferar, expresar las voces que estaban presas y que explotaron en ese diálogo tan extremo y tan humano que nos permitió vernos, escucharnos, palparnos, olernos, gustarnos, sabernos. Los cuerpos dijeron, contaron, hablaron de sus historias, de sus marcas, de sus usos y abusos, de los sueños y aspiraciones para encontrar otros recursos de vida, otras formas de vivir más dignas, nuevas maneras de construir y construirse.

Así, al salir de la casa, el cuerpo flotaba, volaba por calles desconocidas, que permitían caminarlas sin pedir permiso. La Memoria apareció frente a los ojos y frente a la vida: una mole de cemento que escondía secretos de antiguos pueblos y guardaba tierra de otras partes, un espacio que se abría a la expresión, a los oídos, para que las bocas mudas puedan hablar, para que los cuerpos invisibles aparezcan, para que los ojos vacíos se colmen con sus almas… para que los unos y los otros, constituyan un “nosotros”. Allí, estaban ellos… los hombres, lo masculino, la fortaleza, el poder… 
El espacio que ellos, tanto hombres y mujeres, abrieron para la expresión, para dar lugar a las voces, a los escritos, a los textos, a las palabras… para que se puedan ver, oír, leer, escuchar y mirar a las víctimas de la violencia, del oprobio de la guerra, de la indignidad: a las mujeres, a los chicos, a los hombres. En ese espacio de la memoria existen quienes editan y reeditan sus historias, reciclando materiales que recogen de las calles, recreando la basura, convirtiéndola en obras de arte, en obras literarias. La creatividad en su máximo exponente: crear belleza, orden y utilidad de lo feo y lo inútil. La resiliencia sociocultural como proceso natural, tan humano como esa adversidad: violencia, guerra, drogas, armas, que los llevó a ese lugar, que los amontonó en la ciudad, ocultándolos en los márgenes, invisibilizándolos hasta sentirse desaparecidos.

Colombia habla, Colombia piensa, Colombia hace, Colombia “resilia”… Colombia interpela al cuerpo y al alma, pide respuesta y compromiso. El desafío es reestructurarse, resignificar la historia, personal y general, reubicando cada cosa en un lugar nuevo… en definitiva aprender.

María Gabriela Simpson
22 de septiembre del 2015





15 septiembre 2015

Resiliencia y paz...

Es preciso poner en palabras tanta emoción, tanto conocimiento nuevo, tanta información rica y tanto impacto en los sentimientos, en los pensamientos y en el cuerpo. Es preciso darle forma con el lenguaje, no sólo para explicarlo y comunicarlo, sino para entenderlo internamente y ubicarlo en el lugar que corresponde, para ser distintos, es decir, para aprender.

Llegar a una tierra que no disfruta de los beneficios de la paz puede generar temor. No fue en este caso: el sentimiento fue de asombro, de apertura y de sorpresa ante lo nuevo. Oler los climas, sentir el aire, empatizar con seres humanos no conocidos, escuchar y entender historias y presentes.

Pero, lo fundamental es saber de haceres y tareas que trabajan con esa realidad. En cada uno de los relatos, en cada una de las imágenes, en cada objeto, que hablaban, exponían y contaban, se producía un impacto. Escuchar hablar del dolor no es lo mismo que oir un rumor lejano: un ser humano, un otro, se nos presentaba ante nosotros abriendo su historia y al ser tan "humano", ese otro nos mostraba y confirmaba nuestra propia condición de humano.

Nuestra historia, nuestros dolores, nuestra adversidad se dimensionaban diferente. Nuestros roles también se interrogaban y se ponían en juego: ser mujer, ser madre, ser maestra, ser profesional. Ver niños, jóvenes, hombres y mujeres en escenarios violentos y dolorosos, escucharlos, mirarlos a los ojos, entenderlos y comprender qué sentían y sienten, qué hicieron y hacen, qué desearon y desean, es un camino de ida, a un lugar nuevo y una vuelta con una posición distinta.

Experiencias tan fuertes y vitales que interpelan. Si hasta una obra de arte puede constituir un tutor de resiliencia, cuánto más estos sujetos, estas personas, estos "otros", pueden colaborar en constituir nuestro yo de manera diferente. Gracias a esos otros y a sus experiencias tan existenciales podemos re-mirar nuestra vida y resignificar nuestra existencia, encontrando un sentido nuevo para ella que nos lleve a la verdadera trascendencia, en la que no faltará el compromiso y el desafío constante de generar paz interior y trabajar por la paz de otros y con otros. La resiliencia como un proceso de interacción entre las personas y su entorno para superar dificultades... se realizó, se hizo "real".

Gracias a niños, mujeres y hombres de Colombia que permitieron este proceso, que con un poder increíble aparecieron con unos ojos y una mirada tan profunda que no precisaban hablar. A todos y a cada uno, un agradecimiento profundo que proviene de lo más sagrado de nuestra condición humana: la comunicación y la expresión. Nuestro manifiesto expresó nuestro desafío y nuestra promesa.

Dos poesías pueden cerrar y concluir con las voces de los poetas estos sentimientos y pensamientos hilvanados con sinceridad... y por supuesto sostener que la realidad puede cambiar, que cambiará...

https://www.youtube.com/watch?v=qHCF9pYsr9M
https://www.youtube.com/watch?v=CuSji8CtB-I
https://www.youtube.com/watch?v=mqPR6eXYSFg

Pobre patria, Franco Battiato
Mi pobre patria, aplastada por abusos del poder

de gente infame que no conoce el pudor,

se creen los dueños todopoderosos

y piensan que les pertenece todo

Los gobernantes, cuántos perfectos e inútiles bufones

en esta tierra que el dolor ha devastado

¿Acaso no sentís nada de pena

ante esos cuerpos tendidos sin vida?

No cambiará, no cambiará

no cambiará, quizá cambiará

Y cómo excusarlos, las hienas en estadios y aquéllas

de la prensa chapoteando en el fango como cerdos

Yo me avergüenzo un poco y me hace daño

ver a los hombres como animales

No cambiará, no cambiará

no cambiará, quizá cambiará

Esperamos que el mundo vuelva a cotas más normales,

que pueda contemplar con calma el cielo

que nunca más se hable de dictaduras,

porque quizá tendremos que ir tirando

mientras la primavera tarda aún en llegar.


CAMINO DE LA PATRIA, CARLOS CASTRO SAAVEDRA

Cuando se pueda andar por las aldeas
y los pueblos sin ángel de la guarda.

Cuando sean más claros los caminos
y brillen más las vidas que las armas.

Cuando los tejedores de sudarios
oigan llorar a Dios entre sus almas.

Cuando en el trigo nazcan amapolas
y nadie diga que la tierra sangra.

Cuando la sombra que hacen las banderas
sea una sombra honesta y no una charca.

Cuando la libertad entre a las casas
con el pan diario,con hermosa carta

Cuando la espada que usa la justicia
aunque desnuda se conserve casta

Cuando reyes y ciervos juntos  al fuego,
fuego sean de amor y de esperanza.

Cuando el vino excesivo se derrame
y entre las copas viudas se reparta.

Cuando el pueblo se encuentre y con sus manos
teja él mismo sus sueños y su manta.

Cuando de noche grupo de fusiles
no despierten al hijo con su habla.

Cuando al mirar la madre no se sienta
dolor en la mirada  y en el alma

Cuando en lugar de sangre en el campo
corran caballos,flores sobre el agua

Cuando la paz recobre su paloma
y acudan los vecinos a mirarla.

Cuando el amor sacuda las cadenas
y le nazca dos alas en la espalda.

Soló en aquella hora
podrá el hombre decir que tiene patria.







02 septiembre 2015

Resiliencia y Paz: Bogotá espera.

En el I Congreso Internacional de Resiliencia y Paz experiencias, reflexiones e iniciativas serán presentadas y compartidas durante los días 9, 10 y 11 de septiembre de 2015 en el marco de la Semana por la Paz,  en la ciudad de Bogotá, en la Pontificia Universidad Javeriana. Espacio R participará con sumo placer.

En este evento, se darán cita diferentes organizaciones y expertos en Resiliencia, que nos darán un marco de referencia amplio e interesante para nuevos caminos de intervención en perspectiva de la resiliencia en el campo social, educativo  y comunitario. Y así, encontrar caminos conjuntos entre la academia y la sociedad civil para una construcción sólida de la paz en Colombia.

El grupo organizador está conformado por la Vicerrectoria del Medio Universitario,  la Facultad de Teología, el grupo de investigación Resilio de la Pontificia Universidad Javeriana; la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) y el Centro de Desarrollo y atención psicosocial Taller de vida. Se trabajará sobre distintos ejes temáticos.

Más información en:

http://redresiliocolombia.wix.com/congreso