Leyendo los interesantes aportes de José Eduardo Abadi* es oportuno reflexionar cómo el hacer es una fuente de resiliencia y por qué es imprescindible trabajar, eligiendo libremente, sin escapar a las responsabilidades, pero tampoco siendo esclavos.
Dice @JEABADI:
"Esforzarse en hacer lo que a uno le gusta potencia las ganas de dar y nos hace más permeables al placer, su opuesto nos aísla de nosotros y de nuestro prójimo, y llega incluso a borrar el disfrute de nuestra agenda personal...
... Cuando el #trabajo oprime y aliena, secuestra nuestra humanidad por muchas horas y canjea nuestra imaginación por una repetición adormecedora. La insatisfacción resultante deriva en un sentimiento de frustración que pone en primer plano la tristeza, la rabia y la soledad...
... Que me cansa, pero no me aburre. Que me hace pensar y sentir que la #vida no sería lo mismo si yo no fuera quien soy haciendo lo que hago...
... Gozar y hacer gozar conforman una escena intransferible. Conjunto donde resuena la risa, el gemido, la potencia y lo infinito. La caricia, que rasguña, la mirada, que nos mira cada vez por primera vez; la exaltación, que deja afuera al pudor; un placer que tiene su propio tiempo."
Las fuentes interactivas de la resiliencia aparecen como concepto para iluminar la relación que hay entre el individuo y el ambiente: solos no podemos promover la capacidad para superar adversidades en nuestras vidas. Siempre están los "otros" que son los co-constructores de esta relación que nos permite ser, ser plenos, transitar hacia la trascendencia. Y la forma de ser/estar/interactuar con otros, tiene lugar gracias a nuestra tarea: lo que hacemos nos constituye esencialmente y nos da un lugar social para ser/haciendo.
Si el lugar que nos ganamos o que nos dieron, al que aceptamos pasivamente, es estrecho e incómodo, no podremos crecer, ni desarrollarnos ni ser plenos. La triste resignación sólo es garantía de frustración e infelicidad. La adaptación activa se da en acciones personales de ejercicio de la libertad, enmarcada en valores positivos.
Si sentimos que "no hacemos" o que "no hacemos lo que queremos" tarde o temprano iremos minando nuestra capacidad de resiliencia, por lo que las adversidades cada vez parecerán más fuertes. Y el círculo vicioso se irá instalando con más fuerza.
No se trata de hacer acciones intempestivas o irresponsables, se trata de, en una introspección sincera, conocerse y decidir cómo vivir, en un hacer que nos permita crecer y relacionarnos con los otros y con el mundo, en una tarea significativa que nos mejore a todos.
La resiliencia permite llevar a cabo orientaciones vocacionales, educativas y ocupacionales enmarcadas en una teoría que las ilumine en procesos concretos y reales de desarrollo personal, que impacten en el desarrollo humano, social y comunitario.
Para informes escribir a resilienciasociocultural@gmail.com
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*Psiquiatra – Psicoanalista – Escritor
http://FB.me/jeabadi
jeabadi@gmail.com
joseeduardoabadi.com.ar
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