Pensando en el nombre de este nuevo hacer, de este nuevo emprendimiento, inmediatamente apareció mi abuela Lala, de quien aprendí a tejer, a quien me parezco en muchos otros aspectos.
De ella y de sus infinitos tejidos, me quedó mi vestido de novia, que realizó en dos días, con un diseño innovador de mi prima Laura. Hoy, ese vestido es un símbolo que sintetiza todo lo que siento y deseo para este proyecto. La vida es un vestido que perdura en el tiempo, que se teje día a día, co-construyendo con un otro, indispensable para ser. Precisamos de los otros siempre, no desde una carencia o una autoestima baja, sino desde la necesidad de interactuar, de intercambiar miradas, palabras y sentires. Lala tejía con pasión, con alegría, con entusiasmo. Así, creo que hay que vivir la vida: entretejiendo y tramando con los demás.
Por eso, aparecen los referentes, los que enseñan, los que contagian, los maestros.
Jugando en el universo virtual con el nombre Lala, conocí a esta maestra de los hilados, las tramas y el arte textil: Lala de Dios, una mujer extraordinariamente sabia y extraordinariamente sencilla, que enseña maravillosamente. No hay dudas que el nombre Lala, tiene que ver con el tejido en mi vida y en el mundo.
Otras mujeres tejedoras me han enseñado que uno trasciende más allá de esta existencia por sus obras, especialmente cuando se hila, cuando se trama, cuando se teje. Las sensaciones de los que vivieron y disfrutaron sus tejidos (no sólo se usan, no se consumen) se atesoran las mismas con emociones fuertes. Cada punto, cada hilo, guarda todo lo que las manos tejedoras le impregnaron: pensamientos, sentimientos, deseos y fuerzas, de quien con pasión y amor las movieron incesantemente. Así, los nombres de Carmen y de Elba aparecen enseguida. Conmueve escuchar a un hombre hablar de esa abuela a través del recuerdo de sus pulóveres, saquitos o chalequitos.
También emergen los recuerdos de bellas tardes compartidas con amigas, entretejiendo charlas y tejidos.
El tejido es un saber ancestral que forma parte de nuestra cultura, de nuestra historia: quien, sea quien sea, teje trae el pasado al presente para proyectar un futuro. Las tejedoras de alma(s) entretejen #resilienciaecosistémica. Eso es trascender y haber encontrado el sentido de la vida, eso es resiliar.
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