17 febrero 2016
Glosario R: Pilares: humor, creatividad. Fuentes: yo puedo - nosotros podemos. Valores: humor social, capacidad de expresión.
El “con qué hacer”: la búsqueda de herramientas que permitan el “cómo hacer” anteriormente tratado: Entre ellas se pueden incluir al humor, a la creatividad, a los valores y a la capacidad de expresión, como pilares y principios movilizantes. Al “Yo puedo…” y al “Nosotros podemos…” como fuentes de resiliencia.
Una situación problemática, la adversidad, puede tener distintos orígenes, una naturaleza multicausal y distintos grados de importancia, pero siempre va a ser un obstáculo a saltar. Puede transformarse y recrearse, a través del humor, la creatividad y la capacidad para relacionarse y expresarse, que como pilares y como principios movilizantes de la resiliencia sociocultural, son uno de los mejores antídotos, facilitando la aceptación y la integración. Estos principios y pilares están presentes en un “hacer” que sabe muy bien de la adversidad, que parece implacable, pero que tiene su punto débil: sólo hay que buscarlo, encontrarlo y enfrentarlo con las armas adecuadas.
Estos factores de resiliencia descontracturan situaciones difíciles y tienden a construir con una mirada preventiva y salugénica, beneficiando a todos. Crean un clima relacional en el que la interacción entre las personas se ve facilitada.
El humor es la capacidad para encontrar lo cómico en la propia tragedia, partiendo del reconocimiento y de la aceptación de lo imperfecto y del sufrimiento, integrándolos a la vida de una forma más positiva y tolerable.
Los valores son esenciales para la resiliencia, entre ellos se pueden definir especialmente la solidaridad, la salud y el humor, que son principios movilizantes de una usina de resiliencia sociocultural. Para que un ámbito sea considerado un espacio resiliente tiene que fomentar el humor social: que puede ser definido como la capacidad de los grupos o instituciones para encontrar la comedia en la propia tragedia, expresando en palabras, gestos o actitudes corporales, los elementos cómicos o hilarantes, con un efecto tranquilizador y placentero.
Una verdadera usina de resiliencia crea los medios para transformar lo trágico en algo cómico, para alivianar los momentos densos y difíciles, reír de los errores y disfrutar con alegría de los buenos momentos. El humor social se facilita con espacios para el juego, la diversión y la distensión. Éstos no deben ser impuestos: tienen que generar libertad de expresión y posibilidades de limar asperezas y alivianar conflictos.
El humor tiene que ser uno de los valores familiares, grupales, institucionales o comunales. El grupo tiene generarlo para descomprimir situaciones incómodas, para poder restarle carga emotiva negativa y poder resolverlas con menor dolor. Es una de las condiciones que permite que la resiliencia se desarrolle mejor. Se tienen que generar espacios de juegos compartidos, de risas, de esparcimiento, de rélax. El mantenimiento de tiempos y actividades que lo fomenten es primordial. En una familia, en general, esos momentos son producidos por los más pequeños. Si los padres se dan el espacio para sentarse a jugar con los chicos, recreando los recursos, ya que las nuevas tecnologías cambiaron el estilo lúdico de la sociedad y fomentando el intercambio personal y directo, encontrarán ámbitos familiares de contacto personal para el juego, el humor y la risa.
“… es algo que no se puede enseñar, pero que sí se puede crear un ambiente de confianza en el cual las personas se sientan con suficiente autoridad para reír a gusto y liberar tensiones. Cuando este ambiente no existe, la necesidad de relajarse genera una tendencia hacia el humor agresivo, mediante el cual se trata de ridiculizar a las personas o burlarse de los valores. Es lo que se conoce como ironía, sarcasmo o cinismo, que, lejos de ayudar a superar situaciones dolorosas, lo que produce es una respuesta de contraataque en las víctimas de la burla, y el consiguiente aislamiento social del cínico.”
Cuanto más variados sean los canales y los recursos para la comunicación y la expresión, habrá más creatividad y vínculos cada vez ricos y profundos. Si también la comunicación se dá hacia afuera, para conectarse con el medio, con otros grupos o instituciones, se concreta el objetivo fundamental de la Resiliencia sociocultural: construir redes que sostengan y garanticen el proceso dinámico de interacción.
La creatividad modula la adversidad. Ésta es la capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden y de crear libremente con objetos ya existentes, encontrándole nuevos usos y funciones y también nuevos significados. El acto artístico y creativo puede liberar al psiquismo y restaurarlo en parte. Es un pilar de la resiliencia, que permite aumentar la capacidad de comunicación y expresión, principios movilizantes de la resiliencia sociocultural. Si ésta se da en un espacio institucional, puede ayudar a convertirlo en una usina de resiliencia.
“La resiliencia nos invita a buscar salidas más allá del determinismo, sea innato o adquirido, para abrir el campo de la creatividad y de la libertad.”
Paul Bouvier (2003)
De la misma manera, el juego favorece las capacidades de comunicación y además resignifica experiencias dolorosas. Es importante el juego, porque dentro del proceso de interacción del sujeto con otros, la misma cobra vida y se puede materializar en el mismo. Es fundamental dentro del desarrollo infantil: en él los niños son aprendices activos, construyen su propio conocimiento y la comprensión del mundo. Establece una relación entre la realidad que se vive y que se requiere aceptar o transformar, dando lugar a la construcción de conocimientos. Es una herramienta para desarrollar la creatividad y la resolución original de problemas. Cuando se da entre padres e hijos permite fortalecer los vínculos afectivos.
Las fuentes de la resiliencia que se ajustan más a los temas desarrollados son:
YO PUEDO:
o Hablar sobre cosas que me asustan o me inquietan.
o Buscar la manera de resolver los problemas.
o Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso o que no está bien.
o Buscar el momento apropiado para hablar con alguien o actuar.
o Encontrar alguien que me ayude cuando lo necesito.
Todas estas premisas expresan que la persona siente que cuenta con personas que lo pueden ayudar en los momentos críticos y a las que puede recurrir cuando esté en peligro. También, es esperable que en las instituciones o grupos suceda lo mismo. Mejorar el clima institucional no es una utopía: puede hacerse. Por eso, traspasado al nivel colectivo es:
NOSOTROS PODEMOS:
o Hablar sobre cosas que nos asustan o nos inquietan.
o Buscar la manera de resolver los problemas.
o Controlarnos cuando tenemos ganas de hacer algo peligroso o que no está bien.
o Buscar el momento apropiado para hablar con alguien o actuar.
o Encontrar alguien que nos ayude cuando lo necesitamos.
Indudablemente, estas fuentes también hacen referencia al otro significativo y al tutor de resiliencia, concepto ya desarrollado en el capítulo anterior. Entre las potencialidades que las personas poseen está la de manejar las situaciones en momentos de emergencia, peligro o urgencia, pero haciendo la referencia a la existencia de un otro que puede colaborar en dichas situaciones.
Simpson, M. G. (2014). 11claves para generar resiliencia. Buenos Aires: Ed. Bonum.
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